Amundsen vs Scott
La carrera hacia la gloria
Todo el mundo conoce la historia de Amundsen, el hombre que lideró la primera expedición en llegar al polo sur, pero lo que muchos no saben, es que hubo otra expedición, liderada por el capitán Scott y formada por Oates, Wilson, Evans y Bowers, tan sólo 34 días después, que intentó (y logró, aunque sin supervivientes) la misma proeza.
Las dos rutas
Tanto Amundsen como Scott comenzaron a lo largo del 1909 sus preparativos para intentar conquistar el Polo Sur, tarea que se alargó en ambos casos a lo largo de todo el 1910. A comienzos del 1911, tanto la expedición de Amundsen como la expedición de Scott ya tenían instalados sus campos base en la barrera de hielo Ross.
Aquí fue donde las diferencias se empezaron a notar. Amundsen eligió como punto de partida la costa junto a la Bahía de las Ballenas, lugar donde instaló su campo base Framheim. Scott por su parte eligió el lado opuesto de la barrera de hielo Ross, junto al estrecho de McMurdo. Este hecho, además de determinar el trayecto a seguir, también situó a Scott casi 100Km más lejos del Polo Sur de partida, hecho determinante para el éxito de su misión.
Decisiones determinantes
Aparte de las diferentes rutas, hubo múltiples decisiones que fueron decisivas a la hora de determinar el éxito de las misiones, por ejemplo, la elección de animales de ayuda.
Amundsen, gracias a la experiencia ganada en las distintas expediciones en el ártico, era un gran conductor de trineos tirados por perros (que estaban entrenados y acostumbrados al clima), por lo que no tuvo la menor duda a la hora de decantarse por los perros y, para evitar que la carga de comida para perros supusiera un peso limitante para la expedición, utilizó los cadáveres de los perros muertos por extenuación -o directamente ejecutados- como alimento para el resto de perros.
Scott, sin embargo, fue influenciado por Shackleton (que también dirigió una expedición al polo sur, quedándose 180km), que había usado en sus dos expediciones distintos animales. En la primera ocasión, junto a Scott, eligió perros adaptados al clima extremo suponiendo un gran fracaso. En la segunda ocasión eligió caballos mongoles con resultados mucho mejores, lo que llevó a Scott a elegir a los caballos como animal de apoyo principal.
Además, Scott tampoco tuvo la determinación suficiente como para matar caballos como alimento, tal y como le propuso Oates, ni tampoco para abandonar a Evans y Oates una vez que estaban demasiado debilitados, lo cual fue muy loable, pero ralentizó excesivamente la expedición. Esta pérdida de tiempo provocó que Scott, Wilson y Bowers tuvieran que enfrentarse a unas temperaturas demasiado extremas que les imposibilitaron finalizar la misión con vida.
Un frío final
Mientras que la expedición de Amundsen hacía historia, la de Scott sufría un despiadado final, El primero en morir fue Edgar Evans el 17 de febrero. Cuando alcanzaron la Barrera de hielo de Ross, la meteorología azotó a los aventureros y se sumó al infortunio de la deshidratación y la mala nutrición. Lawrence Oates fue el siguiente en no poder continuar y el 17 de marzo se sacrificó para no retrasar a sus compañeros. El 20 de marzo una nevasca extrema les impidió avanzar y quedaron bloqueados.
Finalmente, el 12 de noviembre se encontró la tienda con los cuerpos congelados de los tres últimos miembros de la expedición: Henry “Birdy” Bowers, Edward Adrian Wilson y Robert Falcon Scott. El diario de Scott se recuperó y en la última nota fechada en el día 29 de marzo declara:
«We had fuel to make two cups of tea apiece and bare food for two days on the 20th. Every day we have been ready to start for our depot 11 miles away, but outside the door of the tent it remains a scene of whirling drift. I do not think we can hope for any better things now. We shall stick it out to the end, but we are getting weaker, of course, and the end cannot be far.
It seems a pity, but I do not think I can write more.
R. SCOTT.
For God’s sake look after our people.»
(“Todos los días estamos dispuestos a partir hacia nuestro depósito a 11 millas, pero a la entrada de la tienda persiste un remolino de nieve. No pienso que podamos esperar nada mejor ahora. Perseveraremos hasta el final, pero nos estamos debilitando, por supuesto, y el final no puede estar lejos. Es una lástima, pero creo que no puedo escribir más. R. Scott. Por Dios cuida de nuestra gente.”)