El deshielo de la Antártida
La capa actual de hielo de la Antártida ha existido desde hace 34 millones de años, y sin embargo, nunca se ha derretido a una velocidad tan grande como en la actualidad.
Algunos estudios sostienen que durante décadas, a pesar del calentamiento global, la superficie helada de la Antártida aumentó de tamaño. En la última década, la Antártida alcanzó su extensión helada máxima jamás registrada (2014), y también su superficie helada mínima (en 2017). Los científicos no pueden explicar aún con precisión a qué se debe este repentino decrecimiento, aunque sí que afirman que si esta tendencia se mantiene (que es la opción más probable debido al calentamiento global), acabará suponiendo un grave problema climático.
Hasta la última década, el crecimiento de la capa de hielo de la Antártida «contrarrestaba» de algún modo el derretimiento del Ártico, y ayudaba a que el mar no subiera de nivel exponencialmente. Sin embargo, el inicio del deshielo de la Antártida acabaría con esta situación, acelerando el aumento del nivel del mar.
Aumento del nivel del mar
Desde 2003, el nivel del mar solo ha subido 14 milímetros. Aunque pueda parecer un pequeño incremento, el gradual aumento de velocidad del deshielo de los glaciares provocaría, según los expertos, una subida del nivel del mar de 2 metros y medio aunque se cumpliera el Acuerdo de París. Dicha subida provocaría que algunas pequeñas islas quedasen sumergidas, y que grandes ciudades como Londres o Nueva York también quedasen prácticamente sumergidas.
En el caso de que se incumpliera el Acuerdo de París y se produjera un aumento de la temperatura global de más de 2ºC, el aumento del nivel del mar sería mucho mayor. Algunos estudios apuntan a que si no reducimos la emisión de gases de efecto invernadero, se producirá un incremento de la temperatura global de más de 4ºC. Esto se traduce en un aumento del nivel del mar de 6 metros y medio, teniendo en cuenta solo el deshielo de la Antártida.
El futuro de la Antártida
Aunque se paralizase completamente el calentamiento global, sería demasiado complicado que el hielo terrestre derretido pudiera volviera a formarse. Esto ocurre debido a un fenómeno conocido como histéresis, que es la tendencia del hielo a conservar sus propiedades en ausencia de temperaturas extremadamente bajas.
El deshielo de la Antártida tiene también un gran impacto en el agua dulce disponible en la Tierra. Solo la capa de hielo antártica, de más de 5 metros de espesor, contiene más de la mitad del agua dulce de nuestro planeta. Por ello, su derretimiento reduce enormemente las reservas de agua dulce.
El futuro de la Antártida se complica aún más si tenemos en cuenta que en está perdiendo sus «líneas de apoyo». La mayor parte de los glaciares antárticos fluyen hacia el océano a través de canales submarinos. El punto donde se abandona esos canales y se comienza a flotar se conoce como línea de apoyo.
El derretimiento de las líneas de apoyo acelera el derretimiento de los glaciares, con un impacto mayor sobre los glaciares internos. Si las bases de los glaciares se siguen derritiendo, la plataforma de hielo se desestabilizará, y será prácticamente imposible revertir la situación.