El papel de las mujeres en el siglo XVIII
Durante el siglo XIII Inglaterra era una potencia mundial en el entorno militar y económico por la derrota del emperador francés Napoleón Bonaparte, son los antecedentes al desarrollo de la Revolución Industrial. Inglaterra fue un referente para todos los liberales de Europa.
En esta época la aristocracia busca educar a sus mujeres en una sociedad estamental con privilegios donde no todos tienen los mismos derechos. Cuando una mujer era inteligente la consideraban una “excepción” porque no creían que tuvieran tantas capacidades como los hombres. Las clases sociales de la sociedad estamental se organizaban en torno al tipo de trabajo que desempeñaban, el poder adquisitivo y la autoridad. Las mujeres de la época debían ser sumisas y obedecer a los varones», la mujer siempre estaba asociada a las acciones de los hombres.
Cuando una mujer se casaba, su vida cambiaría completamente, pasaría a depender de su marido en todo momento.
En el siglo XVIII el papel de la mujer trabajadora se relegaba a ámbitos «compatibles con el decoro y la fuerza de su sexo»: criar a los hijos, atender el hogar, llevar la economía doméstica, hilar y dirigir a los criados. Aunque también desempeñaban un papel importante en el sector agrícola.
a condición de la mujer en la Edad Moderna no fue muy distinta de la medieval. La mayoría de las mujeres en el Renacimiento acababan siendo madre, y la maternidad era su profesión y su identidad. Sus vidas como adultas eran un ciclo continuo de embarazo, crianza y embarazo.
La belleza fue considerada un signo visible de la bondad interior y de una condición social noble. El ideal de la belleza femenina en el Renacimiento era la mujer de tez pálida, cabello rubio y rizado, caderas anchas y cintura y pecho pequeño.
La indumentaria femenina era incómoda, con pesados vestidos que dificultaban sus movimientos, entallados corsés y generosos escotes.
En todos los grupos, los padres decidían el casamiento de las jóvenes tras largas negociaciones sobre la dote. En la nobleza y la aristocracia, el matrimonio era además un instrumento de la diplomacia para sellar alianzas políticas, ganar o perder territorios, resolver conflictos y asegurar la paz, por lo que su postura era de total sometimiento. Aquellas que no servían para reforzar alianzas por casamiento ingresaban en órdenes religiosas, siendo para ellas un acceso más directo a la cultura del momento.
Existían algunas damas cultas que sabían leer y escribir. Asistían a academias literarias y a salones nobiliarios, siempre ante la mirada satírica de algunos autores masculinos. Los moralistas reconocían a la mujer como ser poco fiable, astuta e incluso malvada. Diversos teólogos, además, habían construido una imagen diabólica de la mujer por su papel bíblico: la pérdida del Paraíso.
La excepción de la regla
Otras muchas, marcaron la diferencia impulsando la defensa de la educación de la mujer a través de sus escritos, iniciando o anticipándose a lo que posteriormente serían los primeros brotes del movimiento feminista. Como por ejemplo Hester Stanhope.
Hester Stanhope
Primeros años
Nació el 12 de marzo de 1776 en Kent, Reino Unido en el seno de una familia de la aristocracia inglesa. Fue la mayor de las tres hijas de un político inglés, Lord Charles Stanhope y su esposa Lady Hester Pitt. Lord Stanhope era un hombre de talento y aficionado a la investigación científica, la política y a la literatura. Su madre, Lady Pitt era hija del primer conde de Chatham y hermana del Primer Ministro William Pitt. Intrépida viajera inglesa. Huérfana de madre a los 4 años, Hester fue educada por niñeras e institutrices extranjeras. Magnífica amazona, sentía pasión por los caballos y la caza y acompañaba a su padre cuando éste salía de cacería con los amigos.
Viajes
Al cumplir 24 años se trasladó a vivir con su tío, hermano de su madre, el primer ministro inglés William Pitt; estuvo al frente de su casa, pues su tío era soltero, haciendo relaciones públicas como anfitriona y recibiendo numerosos invitados. De animada e inteligente conversación, Hester tenía talento y actuaba como secretaria privada. Tuvo muchos enemigos entre la clase política, pues influenciaba a su tío quien aceptaba sus consejos en los asuntos del Estado. En 1806 cuando William Pitt murió repentinamente, Hester se encontró sola al perder las relaciones con los políticos; decidió viajar a Oriente Medio. Valiente, y muy decidida, partió en 1810 de Inglaterra y fue de Atenas a Constantinopla, de allí a El Cairo, donde vestida de hombre, a lomo de caballo y sable, fue recibida con respeto y temor por varios jeques. Tenía toda la apariencia de un joven turco.
Visito Jerusalén, Nazaret y Damasco, pero le atraía el desierto: desafiando las tribus de bedunios hostiles, con una caravana con casi 50 camellos para transportar el agua y los víveres, Hester atravesó el desierto para llegar a Palmira en 1813, la ciudad de la Reina Zenobia. Fue la primera mujer europea que llego a las ruinas de esta ciudad en el desierto sirio, queriendo imitar a la mítica reina; fue recibida con grandes honores, pues había escuchado que la gran reina blanca, que vestía como un príncipe del desierto, traía mapas para encontrar tesoros y hierbas mágicas, las cuales podían transformar las piedras en oro.
Luego de unos años llevando una vida excitante, aventurera y arriesgada, Hester se instaló en un monasterio ubicado en las montañas del Líbano, donde organizo su vivienda y su propia corte de sirvientes, a quienes con su carácter autoritario gobernaba a su antojo. Su autoridad se propago por los territorios circundantes y adquirió tal poder, que ni el sultán turco se atrevió a desafiarla.
Aunque era lugar poco accesible, recibía a ilustres viajeros, pues ningún europeo que pasara por Oriente Medio se iba sin visitarla, Era conocida por los habitantes de la región como la mujer profeta pues creían que tenía poderes sobrenaturales.
Muerte
En 1837 cayo gravemente enferma y como no podía pagar a los sirvientes, estos le robaban y no la atendían. Lady Hester Stanhope murió el 22 de junio de 1839, en la más absoluta miseria, en la oscuridad de su habitación, cubierta de harapos y en pésimas condiciones higiénicas en cama, rodeada de sus gatos y un cúmulo de objetos que había acumulado en sus viajes, fue inhumada en uno de sus jardines y su castillo fue sellado por el cónsul inglés en Damasco. Su tumba se encuentra en la montaña donde vivía, en su fortaleza de Djoun, hoy en ruinas.
`Por lo tanto, he tomado la determinación de desviar mis pensamientos viajando.¨