LA SOCIEDAD QUE RECHAZÓ A AMELIA EARHART
Amelia Earhart, nacida en Atchison, Kansas, Estados Unidos, el 24 de julio de 1898, tuvo una infancia marcada por problemas familiares aunque llena de comodidades proporcionadas por sus abuelos y su madre, quienes se hacían cargo de ella debido a que, según su abuelo, su padre no estaba en condiciones de proveer a su familia una vida lo suficientemente acomodada.
Durante su infancia, Amelia dio muestras de una personalidad inquieta y audaz, pues se involucraba en actividades atribuidas a los chicos: escalaba árboles, se deslizaba en trineo y disparaba a ratas con un rifle. Pronto dio señas de un carácter feminista; tenía como pasatiempo reunir recortes de periódicos de mujeres famosas que sobresalían en actividades tradicionalmente protagonizadas por hombres.
Sin embargo, esto no frenó su carácter aventurero y se negó a adoptar el papel que la sociedad le había asignado por el simple hecho de ser mujer.
Años más tarde el padre de Amelia perdió su empleo y comenzó a tener problemas con el alcohol. Debido a esto, la familia se mudó varias veces. Sin embargo, al no encontrar un nuevo trabajo, la madre de Amelia se trasladó con ella y su hermana a Chicago.
Cuando tenía diez años, la pequeña Amelia tuvo la ocasión de ver un avión por primera vez, pero no quedó impresionada. Como ella misma dijo, no le pareció nada más que “una cosa de alambre oxidado y madera que no tiene nada de interesante”.
Durante la Primera Guerra Mundial se enroló como voluntaria en labores de enfermería junto a su hermana en la ciudad de Toronto donde atendió a los pilotos heridos en combate, en esa época, asistió en una visita a un campo del Cuerpo Aéreo Real, donde se despertó su interés por la aviación.
En una exhibición aérea en 1920 consiguió montar en uno de los aviones y a partir de ese momento supo que surcar los cielos era su destino.
Amelia se apuntó a las clases de Neta Snook, la primera mujer que tenía un negocio de aviación. Seis mese más tardes, compró con sus ahorros una avioneta de segunda mano de color amarillo a la que bautizó como “El canario”.
Con este aeroplano consiguió volar a 14 000 pies de altitud, lo que le valió para hacerse con su primer récord.
En 1923, Amelia consiguió la licencia de vuelo de la Federación Aeronáutica Internacional, lo que la convirtió en una de las 16 mujeres en el mundo que la poseía.
Esta serie de logros no fueron fáciles para Amelia pues en todo momento se vio condicionada por la cultura machista de la época; Los estereotipos genéricos, como vemos, permanecen a través del tiempo demostrando, cómo el orden social funciona como una criba mediante la cual se distribuyen las esferas y competencias, los roles y objetivos además de las posiciones de cada sujeto.
Sin embargo, esto no quiere decir que en este momento concreto no existiesen ciertas aperturas que permitían a las mujeres conductas que tiempo atrás eran impensables. Los inicios del siglo XX forman un momento histórico que va a marcar profundamente las identidades, espacios, derechos y obligaciones de las mujeres. Es un siglo, además, pionero en logros femeninos, tanto individuales como colectivos y Amelia Earhart es un perfecto ejemplo de esto.
Bibliografía
https://www.redalyc.org/jatsRepo/537/53754772018/html/index.html
https://es.wikipedia.org/wiki/Felices_a%C3%B1os_veinte
https://es.wikipedia.org/wiki/Amelia_Earhart#Infancia_y_juventud