Alexander von Humboldt (1769-1859) fue un geógrafo, astrónomo, humanista, naturalista y explorador prusiano.
El 14 de septiembre de 1769 nació, en el seno de una familia noble de Prusia, Friedrich Wilhelm Heinrich Alexander Freiherr von Humboldt, conocido como Alexander von Humboldt, reconocido en su época como “el Shakespeare de la ciencia” y como el hombre más famoso en el planeta después de Napoleón. Hoy lo llamamos “el padre de la geografía moderna universal”.
Desde temprana edad dio muestras de una insaciable curiosidad, que dio pie a que se formara intelectualmente en Berlín, Gontinga y Fráncfort del Older. Interesado en todos los aspectos, en su adolescencia se inclinó por la carrera militar, pero su familia lo apartó de aquel oficio, encaminándolo a otros lugares. Su primer viaje fue en 1790, donde pasó por el río Rin hasta Holanda y después a Inglaterra. De este viaje le quedó el sueño de recorrer otros continentes. Cuando volvió a su país, el continente entero se estremecía por los estertores de la Revolución Francesa, la cual reforzó sus ideas liberales.
Después de estudiar en la Escuela de Minas de Freiberg y trabajar para el gobierno como Superintendente de Minas, publicó su primer trabajo sobre Flor subterránea; y comenzó a coleccionar flora. Aunque en 1796 renunció a su cargo y se sumergió en su curiosidad científica, pues heredó la fortuna de su madre. Así se comenzó a codear con grandes personalidades intelectuales y literarias como Friedrich Schiller y Wolfgang von Goethe.
Durante ésta época no abandonó sus sueños de viajar. Y aunque planeó ir a África, terminó explorando América del Sur y Centroamérica en 1799. Lo había decidido mientras estudiaba astronomía en Francia y conocía grandes botánicos como Aimé Bonpland con quien emprendió los viajes. Su viaje se puede dividir en tres etapas: primero desde Caracas, partiendo de Cumaná hasta las fuentes del Orinoco; después, desde Bogotá a Quito; y, por último, por las colonias españolas en México. Así logró reunir una gran cantidad de datos atmosféricos, geológicos y de flora y fauna de la región, lo que llevó a hacer el primer censo nacional en la Nueva España y a llamarla “el cuerno de la abundancia”. Todo ese material lo recopiló en cinco volúmenes que se titularon “Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente”, las cuales resaltan por sus novedosos métodos de representación y comparación, además de sus conclusiones en relación a la corteza terrestre y el vulcanismo.
“Voy a recoger plantas y fósiles, y realizar observaciones astronómicas con el mejor de los instrumentos. Sin embargo, este no es el propósito principal de mi viaje. Trataré de averiguar cómo las fuerzas de la naturaleza actúan unas sobre otras, y de qué manera el entorno geográfico ejerce su influencia sobre los animales y las plantas. En resumen, debo aprender acerca de la armonía en la naturaleza.”
En estos viajes, Alexander von Humboldt conoció a figuras muy importantes. En Santa Fe de Bogotá, por ejemplo, se entrevistó con José Celestino Mutis. Después viajó a Estados Unidos, donde fue huésped del presidente Thomas Jefferson, gran entusiasta de los estudios geográficos; aunque se sospecha la utilización del conocimiento de Humboldt para pensar en la apropiación del territorio y riquezas mexicanas.
Al volver a París conoció a Simón Bolívar, quien lo recordaría como “el descubridor científico del Nuevo Mundo, cuyo estudio ha dado a América algo mejor que todos los conquistadores juntos”. Lo cual da cuenta de la gran labor de reconocimiento de ese nuevo y misterioso continente.
En 1827 regresa a Berlín, donde tiene una gran incidencia en la recuperación de la comunidad académica después de las tres décadas conflictivas. Y aún interesado en descubrir y bajo las órdenes del rey, viaja por la Rusia asiática.
Así pues, trabajó arduamente por la Ciencia durante toda su vida y empleó su fortuna para sus viajes, publicaciones y para motivar a nuevos científicos. Su labor no paró en el reconocimiento del Nuevo Mundo, sino que durante los últimos veinticinco años de su vida se enfocó en la escritura de Cosmos, una gran tarea que tenía como fin la visión global del universo, creando la necesidad de una investigación científica rigurosa al recopilar todos los conocimientos de su época sobre los fenómenos terrestre y celestes. De esta empresa publicó cinco volúmenes.
Hoy en día Alexander von Humboldt es caracterizado por su insaciable curiosidad, ya que fue humanista, astrónomo, naturalista, geógrafo y explorador. Por tanto, fue considerado uno de los últimos grandes ilustrados, al ser un polímata que intentó descubrir y conocer campos dispares pero indispensables para una constante apreciación del mundo.
Con 89 años, miembro de 13 sociedades académicas, 29 distinciones que varían desde la orden de mérito imperial hasta la medalla Copley. Su considerable obra consiste en cinco volúmenes de su viaje a América, algunos tomos de Cosmos, Cartas de Viaje, Cartas Americanas y muchos otros textos que comprenden treinta volúmenes aparte, publicados en treinta años, compuestos a su vez de atlas, tratados, narrativas y hasta de un examen crítico de la historia de la geografía del nuevo continente. Fue un precursor hasta en sus libros, puesto que utilizó imágenes para mostrar elementos fundamentales (no ilustraciones) basados en sus propios dibujos. Incluso llegó a dedicar un volumen de geología a su amigo Goethe.
Tras haber gastado su fortuna en la ciencia y su curiosidad, y sin haber tenido un descendiente, el 6 de mayo de 1859 muere Alexander von Humboldt y sus restos fueron sepultados en el panteón de Tegel (Berlin).